1 abr 2013

Sin Blanca en París y Londres de George Orwell


Desde que leí Homenaje a Cataluña a principios del año pasado que me he hecho fan de George Orwell. Habiendo leído una novela suya, Días de Birmania, ésta vez me he 'atrevido' con una obra de no-ficción, Sin Blanca en París y Londres, en el que cuenta su experiencia en las capitales europeas. Me sorprendió saber que él mismo se impuso vivir con poco dinero, a saber sin nada, ninguna ayuda de la familia, llegando a estar en penosas condiciones.

Esto sucedió después de volver de Birmania, dónde había sido miembro de la Imperial Police, y cuyas vivencias allí le sirvieron para escribir Días de Birmania y To Shoot an Elephant. Muy diferente es París de Orwell de los años 30, que el que nos describe Hemingway de sus vivencias en los años 1920 en París era una fiesta. Aunque en ambos casos los autores no andaban muy bien de fondos, si comparamos parece que Hemingway nadase en la abundancia – además de codearse con los escritores más prominentes de su época.
Pero vuelvo al libro. Orwell llega a París con el poco dinero que tiene de dar clases de inglés particulares que, por un motivo u otro, llegan a su fin demasiado pronto. Va cambiando de lugar de hospedaje, se ve obligado a empeñar su ropa, y pasa varios días sin comer. Por suerte encuentra trabajo en un restaurante de un hotel en la calle Rivoli – una de las calles más conocidas, y donde hay los mejores hoteles, de París – y más tarde en un pequeño restaurante regentado por unos imigrantes rusos. Este es el primer contacto que tiene el autor con la miseria, con un trabajo que podría considerarse una esclavitud. En ambos casos Orwell – o Eric Blair, su verdadero nombre – trabaja de plongeur, uno de los empleos de menor rango en la hostelería, dedicando gran parte de su tiempo lavando platos y, básicamente, hacer cualquier cosa que le manden. Así que tenemos dos visiones muy distintas, desde un prestigioso hotel y desde un pequeño restaurante que justo acaba de abrir. En todo caso, las condiciones de vida son muy precarias, él llega a trabajar diecisiete horas diarias, entre seis y siete días por semana. Y, cuando tiene un día libre, lo único que se ve capaz de hacer es emborracharse. En sus noches en los bistro conoce personajes bastante curiosos, y cuenta sus historias, y algunas ponen los pelos de punta.
Pero él no es el único, miles y miles de personas seguían esa misma rutina en su época, y el autor bien lo hace notar. Además reflexiona sobre las consecuencias de tal trabajo sobre el ser humano, como lo rebaja a una bestia, como le hace incapaz de desarrollar cualquier tipo de pensamiento que no sea ejecutar mecánicamente las órdenes. También se cuestiona la verdadera utilidad – para la sociedad – de trabajos así, por qué siguen persistiendo, etc. 
Tras una larga temporada en París vuelve a Londres ya que un amigo suyo le ha prometido un empleo. Pero al llegar descubre que no podrá empezar a trabajar hasta dentro de unas seis semanas, por lo que vuelve a estar sin un penique. Entonces se convierte en un vagabundo, errando por distintas pensiones, o incluso en las 'spikes'. Se trata de un lugar al que acude la gente pobre sin medios para sustentarse – de hecho, un requisito para entrar es no tener dinero en los bolsillos –, se les da cobijo y un poco de pan por una noche – literalmente, están encerrados allí – y luego les dejan salir con algún vale o algún otro trozo de pan, y no pueden volver en un mes. Además, ¿sabíais que en Inglaterra estaba prohibido mendigar? ¿y que se penaba con una condena de siete a catorce días de cárcel? Por estos lares nos lleva Orwell, describiendo lo que a él le ocurrió, las historias que le contaban, los vagabundos que encontraba o con quiénes entablaba amistad, y creo que muchas veces suavizaba los términos de su relato. Pero en todo caso, en su prosa no encontraréis metáforas ni ningún tipo de embellecimientos, escribe de una forma muy austera y muy directa. Sus vivencias durante estas semanas también le dan pie para muchas reflexiones respecto al estado de las leyes sobre la pobreza en su país, cuán injustas son y lo poco que hacen para solucionar realmente el problema. También ataca los prejuicios de la sociedad de su época sobre los vagabundos, los mendigos, y la gente que no puede ganarse la vida. 

En conclusión, me ha gustado mucho el libro, que está a medio camino entre la novela y el ensayo, es ideal para quién quiera ver la otra cara de la moneda que, normalmente, las novelas de aquella época no enseñan. Está bien escrita, es corto y tremendamente interesante, no sólo por la historia en sí, si no por las conclusiones que extrae Orwell sobre la sociedad en la que vive, que bien podrían servir para la actual. Desafortunadamente, dudo que este libro se encuentre fácilmente en castellano.

5 comentarios:

  1. Tambien soy fan de Orwell.Me gusto mucho Subir a por aire y Homenaje a Cataluña lo tengo en casa para leer un dia de estos.Me apuntare este titulo tambien.
    Besos

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    Respuestas
    1. 'Subir a por aire' lo tengo super pendiente, a ver si un día de estos me hago con él :)

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  2. Vaya es una pena que sea dificil de encontrar en castellano, porque me atrae bastante. Por cierto: no sabía lo de que en Inglaterra está prohibido mendigar, cuando estuve en Londres no me llamó la atención no ver mendigos por las calles, pero ahora que lo dices...
    Besos

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  3. Teresa: Sí que está publicado en castellano, aquí le pusieron Vagabundo en París y Londres y lo publicó la editorial Menoscuarto en 2010. Me has hecho que todavía me entren más ganas de leerlo.
    Un beso.

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  4. que buen libro! sin duda una fuente de cultura y sabiduría! :)

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