La idea de volver a escribir en el blog ha siempre me ha acompañado a lo largo de estos meses. Sin embargo, también sigo sintiendo la misma pesadez, desazón, que cuando empecé a escribir en esta nueva plataforma.
Quiero escribir, sí. Pero quiero escribir porque me apetezca, porque es una actividad que me relaja, porque disfruto hablando de las cosas que me apasionan. No sé si esto le pasa a más gente pero, durante mucho tiempo sentí que escribir una entrada, o una reseña, era más bien una obligación. De hecho, incluso empecé a enfocar mis lecturas hacia el blog, por ejemplo, aumentando el ritmo de lecturas. Pasar una semana sin publicar algo era una tragedia. Y, aunque estuve así durante bastante tiempo, poco a poco me invadió la sensación de haberme convertido en una fábrica de reseñas.
Esto también hizo plantearme el por qué de todo esto. Honestamente, aún no tengo sentimientos muy claros sobre que mis reseñas estén en Internet, ni que le sirva de algo a nadie. Ni que tampoco ese tenga que ser el objetivo. Pero entonces, ¿por qué? Está GoodReads en el que hay una base de libros muy amplia y sigo a gente en cuyo gusto en literatura confío, y hablar con ellos es bastante fácil. Además, tengo una libreta en la que escribo un párrafo o dos sobre cada libro que leo, además de mis citas preferidas.
Parece pues que tener un blog sea algo completamente redundante. Y sin embargo una parte de mí se niega a abandonar la posibilidad de volver. Ahora mismo, en mi escritorio, me doy cuenta de que el simple ejercicio de redactar este artículo me ha ayudado a formular con más precisión lo que me pasa por la cabeza. Quizás esta sea una razón, de la misma forma que escribir un diario siempre me ha resultado muy terapeutico.
Tampoco puedo negar que una de las variables sea la respuesta de los (posibles) lectores. Como ya he señalado no estoy totalmente cómoda con que mis opiniones de amateur campen por sus anchas en Internet. A pesar de esto, ya que me pongo a escribir en abierto, el feedback es una gran alegría, y una de las razones por las cuáles seguramente seguí con el formato anterior. A la vez soy muy consciente de que no puedo reciprocar este comportamiento. Me resulta imposible combinar mis estudios de doctorado, seguir leyendo, dar clase, escribir por aquí de vez en cuando, y tener algo de tiempo libre para socializar, con leer blogs con la misma asiduidad que hace unos años.
Aún estoy reflexionando como quiero que sea el blog, o si lo quiero mantener. No tengo ni idea como puedo resolver todas estas dudas. Pero tengo todas las vacaciones por delante para averiguarlo.
¿Vosotros/as qué opináis?
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Este post lo publiqué en el nuevo blog, que creo que de aquí en adelante estará en castellano.