Tras dos años de espera (que más bien han parecido como cinco) el 1 de enero volvió la aclamadísima serie de la BBC, Sherlock, interpretación moderna de las aventuras del detective y su novcompañero creadas por Sir Arthur Conan Doyle. Esta versión viene a cargo de Steven Moffat (el ahora guionista jefe de Doctor Who) y Mark Gatiss (que es a la vez co-creador e interpreta al hermano de Sherlock, Mycroft), que escriben dos de los tres capítulos en cada temporada. No voy a empezar a quejarme de que son sólo tres capítulos repartidos en menos de dos semanas, tras las cuáles hemos vuelto a entrar en el ciclo de espera – espero que ésta vez no tarde dos años (¿se está notando mucho mi frustración?) en volver a nuestras pantallas.
En fin, en estos dos años, y de hecho poco después de que se estrenase la segunda temporada, también han vuelto muchas adaptaciones de la obra, como la segunda película de Sherlock Holmes con Robert Downey Jr. y Jude Law (que será entretenida y lo que queráis, pero le han puesto "Sherlock Holmes" como podrían haber puesto cualquier otro nombre), y otra adaptación moderna en formato serie a cargo de una cadena americana, Elementary. Permitidme hacer un aparte. Vi el primer capítulo de esa serie y no me gustó. Sé que es un formato distinto, son veintitantos capítulos en vez de tres, pero es que me aburrí un montón. No es que me parezca que Johnny Lee Miller no haga un buen trabajo – de hecho me parece lo mejor del capítulo, aunque me quedé con ganas de ver a su versión de Mycroft – si no es que este tipo de series pues no me entusiasman. Y, de nuevo, sé que no se pueden comparar pero me da igual y lo diré, la calidad de Sherlock es infinitamente mejor.
Pero ahora vayamos a comentar capítulo por capítulo.
Teorías acumuladas en dos años. |
The Empty Hearse (escrito por Mark Gatiss)
Durante estos dos años toda persona que haya visto la segunda temporada sólo ha tenido una pregunta en mente: ¿cómo lo hizo Sherlock? Éste capítulo ofrece un tipo de respuesta muy propia de Moffat y Gatiss y que a mí me ha parecido la mejor posible. Porque, las cosas claras, siempre hubiese habido alguien que no estuviera contento con la solución propuesta, y es genial que hayan decidido dejar esta incertidumbre (¿quién se queda con la segunda opción?). En este capítulo, Mycroft (Mark Gatiss) hace volver a Sherlock (Benedict Cumberbatch) de entre los muertos porque hay rumores de un ataque terrorista inminente en Londres. Éste es el 'misterio' de éste capítulo aunque, realmente, sólo cobra importancia los últimos veinte minutos. Lo genial es que da la oportunidad para un show off entre Sherlock y su hermano, ambos con una inteligencia prodigiosa, que se divierten con juegos intelectuales (o no tanto). Me gusta porque en ésta serie se respeta la historia original, en el sentido de que Mycroft es mucho más inteligente que Sherlock, y lo demuestra. Por cierto, como de costumbre, han un montón de guiños a la obra original de Conan Doyle, para los que la han leído es otra fuente de diversión.
No, Sherlock, te sigo queriendo mucho. |
Pero en realidad no es eso de lo que trata el capítulo, lo realmente importante es cómo Sherlock y John Watson (Martin Freeman) reconstruyen su amistad. Me ha encantado cómo se ha conseguido esta parte de la historia, porque se respeta muchísimo el carácter de cada personaje. Queda clarísimo que Sherlock necesita a Watson, que es su amigo y que le quiere, pero a la vez no deja de ser alguien que no tiene absoluta idea sobre la naturaleza humana, es un poco egocéntrico, y puede llegar a ser un auténtico capullo cuando se lo propone (realmente creo que estamos de acuerdo en que Watson podría haberle matado y a nadie le habría parecido mal). Casi siempre se le suele dar muchísima más importancia al trabajo de Cumberbatch como Sherlock que al de Freeman como John. Y es verdad que el primero hace un gran trabajo, logrando hacer del detective un personaje muy excéntrico, pero a la vez creíble en sus emociones y su forma de comportarse. Sin embargo, no por esto hay que relegar a un segundo puesto a John Watson, y este capítulo lo demuestra. Watson tiene una personalidad muy particular, ha pasado por muchas cosas, fue soldado y es doctor, tampoco es una persona fácil, que muestre sus emociones, y lidiar con la repentina resurrección de Sherlock es una ardua tarea que Freeman supera con creces, logrando mostrar todos los matices de su personaje. Bravo.
Fan de Mary Morstan. |
Finalmente, en este primer capítulo se introducen dos (bueno, tres) nuevos personajes. Primero está la prometida de John Watson, Mary Morstan (Amanda Abbington, que es la pareja en la vida real de Martin Freeman), un personaje muy agudo, que enseguida se entiende con Sherlock, pero que, al menos para mí, tiene una punta de misterio. Luego está el prometido de Molly Hooper (Louise Braley), a este dejo que le descubráis por vuestra cuenta. Tras la desaparición de Moriarty (Andrew Scott te echaré mucho de menos en la serie, guardemos un minuto de silencio por su pérdida), otro villano tenía que tomar el relevo, y en este capítulo nos da una breve imagen del nuevo contrincante de Sherlock que, de momento, le lleva ventaja.
Me encantaría hablar sobre el resto de detalles que deja este genial capítulo, pero no quiero estropearos la diversión. Porque, si ya habéis visto las dos primeras temporadas, no sé a qué estáis esperando para ver esta. Y, si aún no habéis visto esta serie, pues manos a la obra que son nueve capítulos! Y más vale que sea en versión original, porque las voces de los actores son una parte esencial de la serie y que, con todo mi respeto a los dobladores, sustituirlas por otras es un crimen.
Además, la cinematografía de este capítulo también está genial, muy trabajada, y con transiciones brillantes (aunque para mí las de Escándalo en Belgravia siguen siendo las mejores), que ayudan mucho a mantener el tono de las escenas (de hecho, hay una parte genialmente escrita que se basa en bruscos cambios de escena, genial genial genial)
Para terminar, este capítulo te tiene en vilo y enganchada al sofá/silla desde el primer segundo y no te deja tiempo para respirar. Hay acción trepidante, momentos emotivos, momentos en los que no te puedes creer lo que estás viendo y otros en los que te ríes a carcajadas.
Muchas emociones contradictorias con este capítulo. |
The Sign of Three (escrito por Stephen Thompson)
Vale, esta escena es divertida. |
En este capítulo hay escenas divertidísimas, situaciones completamente surrealistas, y en general es muy entretenida. Quiero decir, dudo que haya algo más británico que Sherlock y John paseándose por Londres alternándose y a compás de los grenadiers, los guardias del palacio de Buckingham. Además, tiene un par de escenas que son muy conmovedoras – a pesar de su falta de comprensión y falta de tacto, Sherlock es capaz de emocionar con pocas palabras.
Sigo siendo muy fan de Mary, y esto no puede ser nada bueno. |
En realidad, cuando te paras a pensar en lo que ha sido la última hora y media, pues te das cuenta de que no ha pasado nada. Este tipo de capítulos son la norma en series anuales con más de veinte capítulos por temporada. Pero cuando se trata de una serie que lleva dos años sin dar señales de vida y cuya temporada sólo cuenta de tres capítulos, pues te pone un poco triste.
Además, me extraña que alguien como Stephen Thompson, que escribió uno de mis capítulos favoritos de la serie, The Reichenbach Fall, haya podido producir algo con tan poca sustancia, aunque no falto de ingenio.
Sherlock, forever alone, incluso después de haber congeniado con la dama de honor. |
Porque Sherlock puede llegar a ser muy idiota. |
His Last Vow (escrito por Steven Moffat)
Me alegra de que le hayan dado más juego a Mycroft en esta temporada, mola. |
El capítulo empieza pocos meses después de la boda de John y Mary, con la pareja instalada en una bonita casa en los suburbios de Londres. Y, obviamente, aterrizará Sherlock de la manera más insospechada posible con un apasionante caso.
Desde el final del primer capítulo que me había quedado con la curiosidad de saber quién era aquél misterioso hombre que había estado vigilando a Sherlock.
Charles Augustus Magnussen (Lars Mikkelsen, The Killing) es un hombre de negocios, pero uno muy particular. En su casa de Appledore (Appledoor? Apple d'Or?) tiene unos archivos gigantescos con toda la información relevante (y futuras posibilidades de chantaje) de personas importantes y con poder. Y en este capítulo Sherlock se enfrenta a él, pero no sabe que esto también implica ir en contra de su hermano, quién tiene tratos con Magnussen.
Magnussen también mola. Pero es muy creepy. |
Además éste capítulo sigue la tendencia general de toda la temporada de explorar más a fondo los personajes. Sabemos más – o, al menos, los guionistas nos dan una mejor intuición – de cómo fue la infancia de Sherlock y, sobretodo, cómo es realmente su 'mind palace' que tantas veces hemos 'visto' desde el exterior. Realmente deja entrever cómo era Sherlock de pequeño, cómo fue su infancia con Mycroft, y por qué se ha convertido en lo que es ahora. Pero ahora no me pongáis cara de pena con 'pobrecito Sherlock', ya demuestra en éste capítulo (como en tantos otros), que cuando se lo propone puede ser rematadamente idiota
Pero John Watson también tiene su buena parte de atención, ya que deberá enfrentarse a la realidad de que, por mucho que diga que lo que él quiere es tener una vida normal y tranquila, le atrae el peligro y las personas que viven en este constante clima de riesgo.
Y quizás también es en este capítulo dónde se ven más las evoluciones de personajes como Molly Hooper (Louise Brealey) o Mrs. Hudson (Una Stubbs).
Así pues este capítulo alterna entre escenas divertidísimas, escenas muy dramáticas, y pura acción y misterio. Lo genial es que hay giros de 360º que te dejan sin habla, o momentos que no encajan, pero que al cabo de un rato vuelven a dar la sorpresa resolviéndose. Sherlock forma un cóctel perfecto para pasar una excelente hora y media.
Aunque a lo largo del capítulo el ritmo va acelerando y desacelerando, en los últimos treinta-veinte minutos la confrontación final se acerca y todo sucede tan rápido que apenas tienes tiempo de juntar todos los elementos que hay en juego.
Éste capítulo ha sido genial, con un final que, sí, Moffat, tenías razón, te deja aún más al borde de un ataque al corazón que con el salto de Sherlock al vacío.
En conclusión, a pesar de mis dudas de que una serie tan brillante como Sherlock pueda mantener el ritmo y el nivel con una tercera temporada, no me ha decepcionado (aunque el capítulo dos sea un poco más flojo que el resto). No sólo ha conservado su genial dirección técnica y cinematografía (por la que, creo yo, es muy reconocida), si no que además ha sabido evolucionar. En esta temporada el elemento clave son los personajes, son éstos los que traen las situaciones – de tensión, de pura diversión, etc – y el misterio está más en un segundo plano. Y por estas los actores pueden lucirse más.
Para la cuarta temporada – quién sabe cuándo saldrá, aunque la BBC ya ha dejado claro que por ella como antes mejor y podría ver la luz a finales de 2014 principios de 2015 – espero que sepan combinar estos dos elementos, el misterio y los personajes. Y, por supuesto, que resuelvan la gran pregunta que ha quedado por contestar en esta temporada.