Cierto, hace tiempo que no escribo nada (ni por vacaciones, vergüenza debería darme) pero es lo que tiene el trabajo y, en fin, aceptémoslo, hacer un poco el gandul.
Pero me estoy desviando, vamos a lo que importa, el artículo.
Desde hace unas semanas que me rondaba por la cabeza, pero quise esperar a estar más calmada (y tener un poco de tiempo libre, claro está). La opinión que voy a escribir ya la tenía más o menos formada desde hacía ya tiempo, pero un evento decisivo en mi vida hizo que me decidiera a escribir sobre él. ¿Qué cuál es? Puede parecer irrisorio, pero el motivo de todo esto es el final (y el desarrollo) de la serie española La Señora.
Esta serie en cuestión finalizó su tercera (¿última?) temporada hace ya un poco más de una semana, y si ya el desarrollo me estaba desquiciando, el desenlace me hizo perder toda fe en los guionistas de series españolas. Pero esto lo trataré más hacia el final.
Fue hacia finales de 2007 que vi anunciada por TVE el comienzo de una nueva serie, La Señora. Y me dije: Hmmm, historia de amor entre una chica rica y un cura, en los años veinte y con un rico contexto socio-político, ¡al fin algo que parece merecer la pena de verlo!" Yo, muy paciente, me esperé todo el curso (sí, aquél año también andaba muy atareada) hasta el verano, durante el cual me "tragué", uno tras otro, los episodios de la primera temporada. Estaba casi eufórica, ¡no me lo podía creer! La serie contaba con unos personajes muy trabajados y creíbles, con problemas creíbles más allá de los simples "te quiero y luego ya no", además de una ambientación muy lograda de la época y de las mentalidades.
En fin, que la serie me dejó con muy buen sabor de boca, como ninguna serie española había logrado antes. Esperé un año entero hasta al fin poder ver la continuación.
Al principio, todo iba bien, seguía su ritmo. Pero poco a poco fui dejando de verla. ¿Por qué? Muy simple, lo que antes me gustaba ahora me desquiciaba, me cansaba. ¿La razón? Demasiadas complicaciones: cada vez la trama "principal" (es decir, la historia de amor entre Ángel y Victoria) se iba retorciendo más y más, hasta llegar a extremos en que no eran creíbles por dos motivos.
1. Los argumentos para que no pudiesen estar juntos se iban acabando y claro, cada vez eran más ridículos, y que además traicionaban el carácter del personaje (Ej: ¿Desde cuando a Victoria le importa lo que piensen los demás?).
2. Se supone que representan personas de verdad y, siento decir, que los seres humanos no somos tan complicados. Justamente al contrario, intentamos simplificar cuánto sea posible nuestra vida. Nadia sigue hurgando en su propia herida durante años, nadie es tan estúpidamente sadomasoquista, de hecho, para algo creamos el dicho "el tiempo todo lo cura".
Así pues, todas las tramas se fueron complicando y rebuscando (mucho más cuando llegaban nuevos personajes) a lo largo de la segunda y tercera temporada, haciendo que la serie perdiera todo interés y se convirtiera en un simple culebrón que sólo sirve para enganchar a los telespectadores, sin buscarle realismo, sólo buscando más y más audiencia. (ese es otro problema, pero que no voy a tratar en profundidad aquí)
La principal causa de esta degradación, en mi opinión, fue que los encargados de la serie pensaron que en cuanto se solucionase la trama entre Ángel y Victoria, ya nadie miraría la serie. Esto pasa normalmente en series en las que hay una trama principal muy fuerte, que se construye a lo largo de la primera temporada (quizás por que no tienen muchas expectativas de que continúe).
Y eso es un grave error. Dudo que nadie hubiese dejado de verla (si hubiese seguido con la misma calidad) ya que también desarrollaron tramas independientes de la principal que eran igualmente interesantes.
El final sólo fue más que la consecuencia de todos estos embrollos, ya que la actriz que interpretaba a Victoria Márquez (Adriana Ugarte) se marchaba de la serie, pam, la mataron.
No quiero exponer aquí mi opinión sobre el final, que ya ha sido más que debatido en los foros.
Pero quiero decir claramente que, ya que los guionistas se nos habían puesto surrealistas, podrían haberse sacado de la manga un final feliz, aunque fuese para satisfacer a la audiencia después de tantos líos, embrollos, traiciones, y culebroneos, creo que sería justo.
En fin, conclusión, esto que acabo de explicar no es algo que se limita únicamente a La Señora, si no a muchas otras series (Amar en Tiempos Revueltos, Hospital Central, Física o Química, Turco para principiantes, Diario de una doctora, y un largo etcétera) que tienen una buena trama inicial pero, culpa de los guionistas y de la voluntad de seguir con la serie a cualquier precio por que tiene mucha audiencia, se va alargando haciendo que la historia se vuelva cada vez más inverosímil. Yo humildemente veo dos soluciones: 1. Que las series largas sean con capítulos bastante independientes los unos de los otros (como House m.d, El Mentalista o Cómo conocí a vuestra madre), que también tienen mucho éxito.
2. Que hayan series cortas, haya mucha audiencia o no, que tengan una trama fuerte y con un propósito, que se acabe tal y como se diseñó, sin complicaciones. O, en el mismo estilo, que se desarrollen tramas paralelas que puedan suplir la primera trama central cuando esta finalice de un modo normal y racional/realista.
¡Muerte a los culebrones degenerativos!