Hace unos cuantos años vi la película de La mujer del teniente francés (con Meryl Streep y Jeremy Irons como protagonistas), y me gustó. Hace pocos meses descubrí en Goodreads que estaba basada en el libro de John Fowles.
Resumen: Charles Smithson es un baronet comprometido con la joven burguesa Ernestina Freeman. Antes de casarse, van a visitar a la prima de la novia en Lyme (Devon, Inglaterra). Allí Charles sabrá de una mujer que ronda la costa, llamada "Tragedia" o, más popularmente, "La mujer del teniente francés". Se trata de Sarah Woodruff, cuya miseria y misterio hipnotizarán a Charles.
Opinión: Es un libro que me ha parecido muy interesante, que está, en cierta forma que intentaré explicar, muy completo.
Por una parte tenemos la trama, una entretenida historia de amor, pero va más allá de las típicas novelas históricas románticas. No es que la historia sea típica, de hecho los personajes están lejos de los estereotipos a los que asociamos el siglo XIX, pero tampoco resalta por su originalidad. En verdad, lo que pasa es que la historia no es lo principal de la novela.
Luego tenemos a los personajes. A lo largo de la novela nos encontramos con varios, la mayoría de ellos están analizados al menos hasta cierta profundidad, es decir que los secundarios también son importantes. De cada uno conocemos parte de su historia, de su carácter y emociones, entendemos su forma de ser y de comportarse. No son meros instrumentos para hacer avanzar la trama sino también objeto de estudio y consideración.
Los personajes principales están muy bien estructurados, aunque tengo sentimientos contradictorios respecto a ellos.
Tenemos a Charles, un hombre con un pie en otra época, dividido por su pertenencia a la nobleza – ya completamente convertida en un fósil – y su interés por los avances científicos, demasiado por delante de su época.
También tenemos a Sarah, una mujer demasiado moderna y con unas ansias de independencia demasiado desarrolladas para la Inglaterra victoriana. Así pues se siente siempre incomprendida, desplazada, sin pertenecer a ningún sitio, ni a ninguna clase social.
Ambos están torturados por esta dualidad, entre su carácter "moderno" y la cultura y las costumbres represivas e inhibitorias de la época.
Por una parte son quizás demasiado complejos, en el sentido que la explicación y las motivaciones que se les da a sus acciones llega a ser realmente complicada, enrevesada. Quizás en el intento de hacer de su psicología algo muy elaborado, el autor lo ha llevado al extremo.
Sin embargo, estos personajes tan barrocos se puedan quizás achacar a su mentalidad victoriana, absolutamente contradictoria, que les hace vivir en una dualidad perpétua, entre sus deseos y lo que deben aparentar.
Así pues John Fowles también hace un excelente retrato de la época victoriana. Es, sin duda, una gran descripción, quizás la mejor que haya leído hasta ahora, sabiendo capturar muy bien su ambiente. En lo que a esto respecta, tenemos información sobre la cultura (libros, música, poesía, todo lo que estaba en vogue), política (los eventos más y menos importantes, los políticos más polémicos, las discusiones que debían tener unos y otros en su momento), y lo social (la diferencia e inquebrantabilidad del sistema de clases).
Además, también escribe sobre el comportamiento y la moral establecida. Va más allá de utilizar cierto vocablo o costumbres que ya asociamos a esa época, se sumerge en las contradicciones, en la mente (supuesta) de los hombres y mujeres victorianos, los disecciona y encuentra las diferencias con nuestra época, y lo hace de forma brillante.
Y si esto no fuera poco, este libro es terriblemente original por su cuestionamiento del rol del autor. En esta novela, el autor no es un mero narrador omnisciente. No sólo lo sabe todo, del pasado, presente y futuro de los personajes, de la historia; sino que además no es imparcial. A lo largo de la trama dialoga con el lector, lo provoca. Con todo esto lo que consigue es que no nos quedemos pasivos en la novela, que no nos limitemos a ir pasando páginas, imaginando lo que ocurre gracias a nuestra imaginación, tomamos parte activa (no os contaré como) en su desarrollo.
También, de vez en cuando, reflexiona sobre su papel en la historia, la función del autor, sus límites y sus poderes, casi divinos, de creación.
Para acabar ya esta eterna reseña,
La mujer del teniente francés es un libro excelente, por el motivo de los personajes y su complicación no es de mis favoritos, pero sin duda es una obra brillante, muy, muy diferente en su planteamiento, estructura, y forma de dirigirse al lector. Imprescindible para cualquier interesado en la época victoriana. También recomendable para quiénes les haya gustado
Posession (aunque el de Fowles es un tanto más ligero).