30 abr 2013

Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino


Aunque he viajado muchas veces a Italia, debo confesar que no he leído casi nada de su literatura. De hecho, a parte de un intento frustrado a los catorce de leer El nombre de la rosa de Umberto Eco – una decisión un poco prematura por mi parte – no he leído nada de un autor italiano. Ah, no, también leí en Bachillerato Si esto es un hombre de Primo Levi. Y creo que eso es todo. Un día encontré entre las estanterías de mi casa Si una noche de invierno un viajero. Italo Calvino es uno de esos autores del que siempre has oído hablar, de alguna forma u otra, aunque no estás muy segura dónde, cuándo ni de quién, pero que está ahí en tu subconsciente de lector.

En fin, que quise leerlo y aquí estoy con la reseña. No va a ser la estándar de resumen y opinión. En primer lugar porque me es imposible explicar de una forma concreta de qué trata la novela. Y, de hecho, creo que es mejor si te coge por sorpresa, tiene un mejor efecto, de novedad, que es lo que busca el autor. De hecho, tiene elementos de 'libros dentro de libros' y lo que en teatro se diría 'romper la cuarta pared'. Más allá de esto creo que sería romper uno de los mayores atractivos de la novela.
Después de esto debo decir que el libro no me ha gustado, pero quiero matizar esto. Reconozco la originalidad de la premisa del libro, hay elementos que me parecieron interesante y que, sin duda, dejan Si una noche de invierno... fuera de lo que se podría llamar un libro 'convencional', y lo hacen difícil de encajonar en un género. Quizás tenga ciertas influencias del realismo mágico –  un estilo, un movimiento en la literatura, que nunca me ha gustado mucho – pero, como he dicho, es difícil clasificarlo (además, ¿qué le aporta a un libro pertenecer a un género u otro?). 
También reconozco que Calvino escribe bien, es imposible negarlo, pero éste libro no me gustó. Es decir, me interesó el fondo, pero no pude soportar la forma. A lo largo de la novela el autor expone distintos puntos de vista sobre los libros – cómo deben ser, distintas formas de leerlos, o de clasificarlos, comprarlos –, el proceso de escribir un libro, los lectores, que me parecieron, en gran parte, atrayentes. De hecho, algunos de ellos me han llevado a plantearme cosas sobre como enfoco la lectura, es decir cómo leo, qué espero de un libro, etc. 
Pero la historia pudo conmigo. El narrador, bueno, no está, es como una ventana, como una cámara a través de la cuál tú entras en el mundo de la novela. Su interés amoroso, a parte de parecer más una sombra, un personaje muy poco definido, como niebla – aunque no descarto que ésta sea precisamente la intención del escritor – y el resto de personajes pues... no sé exactamente lo que són. Simplemente, no me gustó. Se me hizo extremadamente dificultoso seguir leyendo, e incluso me planteé abandonar la novela – cosa que raramente hago, me parece que, al empezar un libro, me comprometo con él hasta el final –, la prosa, la narración, algo caótica, desestructurada y demasiado... no sé como decirlo, su estilo no me gustó.

En conclusión, aunque a mí no me haya gustado particularmente el libro, no es motivo de que a otra persona no le pase justamente todo lo contrario. Hay libros que, por una razón u otra que no tiene nada que ver con su calidad, no gustan, y esto entra ya dentro del dominio de lo personal y subjetivo. Hay algo en esta novela que no encajó conmigo, y me da mucha rabia porque no me parece un mal libro. En fin, que, si tenéis curiosidad, os animo a leer el libro. Es, sin duda, muy sorprendente en cuanto a trama y a como el autor trata el tema de la literatura, y también como interacciona con el propio lector.

28 abr 2013

Un año en 'The Classics Club'



Hace casi un año me apunté a 'The Classics Club', un grupo de bloggers y lectores que comparten el amor por los clásicos de la literatura y el interés de descubrir más de ellos. 
Hace casi un año me propuse leer 64 libros en 5 años y ahora ya llevo más de cincuenta leídos. No sólo esto si no que mi lista de libros (posibles) se ha ampliado y aún cuenta con más de cincuenta títulos.
Esto ha sido una de las cosas más maravillosas de este grupo y es de entrar en contacto con gente de otros países y de diversos gustos, y a través de ellos descubrir nuevos autores – como John Galsworthy y su fantástica The Forsyte Chronicles –, o 'redescubrir' algunos que tenía olvidados. Y no sólo eso, también me ha servido para perderle miedo a los clásicos – como me ha pasado con Las uvas de la ira de John Steinbeck –, aunque algunos me siguen impresionando – como Los hermanos Karamazov o Vida y destino –, ¡confío en que no será por mucho tiempo!
Otro gran atractivo de The Classics Club (aparte de que tiene un límite de tiempo muy amplio y sólo requiere un mínimo de 10 libros por año en media) es de que hay una definición muy amplia de lo que es un clásico. No hay una lista de obligatorios si no que una misma puede ir haciendo la lista a su medida – por ejemplo yo he ido quitando y agregando títulos a lo largo del año. 
Además, como iba comentando, no se limita a los clásicos que todos conocemos – como pueden ser El Quijote o Romeo y Julieta – si no que también pueden ser obras menos conocidas de un autor clásico – yo me he leído para este reto novelas muy desconocidas de Némirovsky, Orwell y de Zola, por citar algunos – o clásicos modernos – como Margaret Atwood o Paul Auster, siempre que estén un tanto lejanos en el tiempo, no las novedades, claro está.
Es poco común encontrarse un reto – más que un reto creo que es un proyecto – que te dé tantísima libertad y con tantos participantes, ¡ y tan activos! 
Pero todo esto es gracias a los moderadores del grupo, que hacen un fantástico trabajo clasificando reseñas, organizando diversas actividades y demás. Desde aquí, y en inglés: 
I want to thank the moderators of The Classics Club – Allie from A Literary Odyssey, Adam from Roof Beam Reader, Sarah from Sarah Reads Too Much, Melissa from Avid Reader's Musings, Heather from Between the Covers – it's fantastic what you have achieved so far, to bring together such a great number of bloggers (and so diverse between them) and create this community. I'm really enjoying this challenge – as I said before, I think of it more as a project rather than challenge – and to organize all the activities, it makes even better! Again, thank you so much for taking the time to do this, it really makes all the difference.
También me ha encantado ver como otros blogs también se han apuntado al reto, como Magrat Ajostiernos de Crónicas en ferrocarril y Polly de Pluma, espada y varita (sé que hay un par más, pero ahora no me acuerdo, si me comentáis os añado enseguida!), me hace muchísima ilusión que haya blogs en español que también se apunten a la iniciativa.
Aquí tenéis mi lista de libros – leídos y los que me gustaría leer – entre ellos destaco A Modern Comedy – segundo volumen de la trilogía de The Forsyte Chronicles – de John Galsworthy, El Rojo y el Negro de Stendhal (que quise leer a los catorce, y obviamente no pude) y País de Nieve de Yasunari Kawabata (¡existen clásicos fuera de la literatura occidental!)

27 abr 2013

La voz a ti debida de Pedrio Salinas



Prosigo mi viaje de redescubrimiento de la literatura española –bueno, tengo que puntualizar, de la poesía española – en lo que se refiere a la novela, aún sigo siendo igual de ignorante que hace unos meses. Ésta vez le toca a Pedro Salinas y su La voz a ti debida, publicado en 1933. Debo decir que si no fuera por una recomendación, seguramente nunca hubiese oído hablar de éste poeta, aunque por lo que he averiguado tuvo una notable influencia sobre los poetas de su época, además de que fue docente en varias universidades europeas y en Estados Unidos. 
En fin, como siempre, se me hace un tanto complicado comentar un compendio de poemas. En este caso, tratan del amor, de la relación amorosa desde su inicio, esas primeras miradas, destellos, la emoción de ser correspondido, de amar y ser amado, y, finalmente, como éste amor, éste vínculo entre dos personas, se va desintegrando hasta que se hace inexistente. 

Yo no necesito tiempo 

para saber cómo eres: 

conocerse es el relámpago. 

¿Quién te va a ti a conocer 

en lo que callas, o en esas 

palabras con que lo callas? 
El que te busque en la vida 
que estás viviendo, no sabe 
mas que alusiones de ti, 
pretextos donde te escondes. 
Ir siguiéndote hacia atrás 
en lo que tú has hecho, antes, 
sumar acción con sonrisa, 
años con nombres, será 
ir perdiéndote. Yo no. 
Te conocí en la tormenta. 
Te conocí, repentina, 
en ese desgarramiento 
brutal de tiniebla y luz, 
donde se revela el fondo 
que escapa al día y la noche. 
Te vi, me has visto, y ahora, 
desnuda ya del equívoco, 
de la historia, del pasado, 
tú, amazona en la centella, 
palpitante de recién 
llegada sin esperarte, 
eres tan antigua mía, 
te conozco tan de tiempo, 
que en tu amor cierro los ojos, 
y camino sin errar, 
a ciegas, sin pedir nada 
a esa luz lenta y segura 
con que se conocen letras 
y formas y se echan cuentas 
y se cree que se ve 
quién eres tú, mi invisible.






Amor, amor, catástrofe.

¡Qué hundimiento del mundo!

Un gran horror a techos

quiebra columnas, tiempos;

los reemplaza por cielos
intemporales. Andas, ando
por entre escombros
de estíos y de inviernos
derrumbados. Se extinguen
las normas y los pesos.
Toda hacia atrás la vida
se va quitando siglos,
frenética, de encima;
desteje, galopando,
su curso, lento antes;
se desvive de ansia
de borrarse la historia,
de no ser más que el puro
anhelo de empezarse
otra vez. El futuro
se llama ayer. Ayer
oculto, secretísimo,
que se nos olvidó
y hay que reconquistar
con la sangre y el alma,
detrás de aquellos otros
ayeres conocidos.
¡Atrás y siempre atrás!
¡Retrocesos, en vértigo,
por dentro, hacia el mañana!
¡Que caiga todo! Ya
lo siento apenas. Vamos,
a fuerza de besar,
inventando las ruinas
del mundo, de la mano
tú y yo
por entre el gran fracaso
de la flor y del orden.
Y ya siento entre tactos,
entre abrazos, tu piel,
que me entrega el retorno
al palpitar primero,
sin luz, antes del mundo,
total, sin forma, caos.


Me ha gustado mucho el estilo del poeta, sus versos cortos, otra forma de puntuar y de poner un particular ritmo a la lectura. Su vocabulario es rico en matices, en sonoridades, y sin embargo no parece nada cargado ni pesado, parece, ¿cómo decirlo?, verdadero. Y las imágenes que utiliza tienen mucha fuerza y son casi físicas, evocando no sólo las tribulaciones del alma, si no también los cinco sentidos. A mí me ha gustado, algunos poemas más que otros, por supuesto, pero me alegro de haber descubierto a este autor y, sin duda, sigo con muchos ánimos de leer más poetas españoles. Espero que el próximo sea Rafael Alberti o Miguel Delibes. ¿Y a vosotros os gusta la poesía?

26 abr 2013

Nuevo en la estantería #15: ¡Sant Jordi!

Este Sant Jordi me he puesto las botas comprando libros! Como siempre el primero de todos ha sido el Hibernian – una maravillosa tienda de libros en inglés nuevos & segunda mano en Gracia – y luego bajar por las Ramblas y Rambla Cataluña entrando en La Central, La Casa del Libro y finalmente la FNAC. Aunque éste sea mi día favorito del año la verdad es que, a medida que se pasan las horas, es un poco agobiante entrar en las librerías debido al increíble número de gente que se amontona ahí, lo que hace imposible disfrutar de una buena búsqueda de libros.

 Capital de John Lanchester

Arthur & George de Julian Barnes

Le Rouge et le Noir (El Rojo y el Negro) by Stendhal

David Golder de Irène Némirovsky

Rien ne s’oppose à la nuit (Nada se opone a la noche) de 
Delphine de Vigan

The Orphan Master’s Son de Adam Johnson (ganador del 

Pulitzer 2013)

Fathers and Sons (Padres e Hijos) by Ivan Turgenev


The Enchanted April (El abril encantado) de Elizabeth von 
Arnim

Gone, Baby, Gone de Dennis Lehane

Tess of the D’Urbervilles de Thomas Hardy


¿Qué os parecen? ¿Conocéis alguno? ¿Hay algún libro que os llame la atención? Como que no tengo mucho tiempo no he podido hacerles una ficha así que... ¡preguntad!

Y lo peor es que después de esto compré más libros por Internet que llegarán en una semana o así... 

24 abr 2013

A Royal Affair


Soy una persona a quién le encantan los tráilers. Constituyen una de mis mayores diversiones en el cine y cuando tengo cinco minutos, siempre intento ver alguno por iTunes o en IMDB. Así fue como descubrí A Royal Affair, una película sueco-danesa que se estrenó en 2012. 

Resumen: La historia es contada por Caroline Mathilde (Alicia Vikander, Anna Karenina), una princesa inglesa que, en 1766 se casó con el rey Christian VII de Dinamarca (Mikel Folsgaard). Como era habitual en aquella época, Caroline tan sólo había visto una vez, y pocos días antes de la boda, al rey. Sólo fue al entrar plenamente en la vida matrimonial cuando se dará cuenta de que Christian tiene problemas mentales (a parte de que disfruta en exceso con la bebida y las mujeres). Entonces aparecerá Johann Struensee (Mads Mikkelsen, Casino Royale, El rey Arturo), el nuevo médico personal del rey, que pronto trabarán una excelente relación. Pero además, Caroline descubre que Johann comparte sus ideas, propias del movimiento de la Ilustración, y poco a poco se enamoran. Pero, ¿qué consecuencias tendrá esto para el reino y para sus vidas?


Opinión: Sentí curiosidad sobre esta película porque, francamente, no tengo ni la más remota idea sobre la historia de los países nórdicos. Además, esta película parecía muy bien hecha, con un actor que conocía, así que me dije, ¿por qué no? 
La acción transcurre a lo largo de nueve años, un periodo muy intenso para el reino de Prusia y para los protagonistas. El rey Christian VII está claramente perturbado pero, al ser rey, no hay forma de destituirlo para poner a alguien más competente, cosa a lo que aspira su madrastra. Éste se limita a divertirse, sea con sus perros, sea con mujeres de la calle, pero sin tomarse ningún interés por sus deberes para con su pueblo. Esto debía pasar en la mayoría de las monarquías europeas, pero quizás no todas estaban sumidas en un nivel de feudalismo tan avanzado, habiendo adoptada ya ciertas medidas propuestas por la Ilustración. En la película se nos muestra claramente la situación tan terrible en la que se encuentran las gentes del pueblo llano, que son más siervos o esclavos que otra cosa. Por ejemplo, los nobles que poseían su tierra podían torturarles a placer, sin tener que responder de ello ante ningún tribunal. También se muestra el vacío que separa a los afortunados de la corte, que viven rodeados de lujos, y el resto del mundo, que viven asediados por la miseria y la enfermedad. 
Por suerte, y esquivando la censura, las ideas de la Ilustración habían conseguido llegar a algunos miembros de la alta sociedad danesa. 
La relación entre la reina Caroline y el médico Struensee será altamente beneficiosa para el "tiers-État". Fueron ellos quiénes impulsaron reformas para modernizar el país. Y ésto fue a través de una clara manipulación del rey. ¿Es ético hacer esto? ¿Incluso si es para un bien mayor? En la película intentan no juzgar a los personajes, cosa que se agradece. No los presentan como unos héroes, se nota que su manipulación es deliberada y que sólo quieren al rey para que repita discursos memorizados y para firmar papeles, para nada más. Eran personas avanzadas a su tiempo, en una sociedad donde los nobles querían mantener sus privilegios a toda costa, y ellos también querían llevar a cabo dichas mejoras, sin importar el precio. Tampoco el romance entre la monarca y el doctor es ideal, queda muy lejos de esto. Estando en una situación así, a parte de tener que mantenerlo en secreto, siempre remando contracorriente, no suele garantizar la felicidad de una pareja. 
Cabe remarcar el gran trabajo del reparto, en especial del trío protagonista. A Mads Mikkelsen ya le conocía y sabía que era buen actor, pero me ha sorprendido gratamente Mikel Folsgaard, un actor danés completamente desconocido, pero que interpreta magistralmente al rey y su estado demente. Por supuesto, la película cuenta con una muy buena ambientación, tanto a nivel de localizaciones (en palacios y exteriores), como de vestuario (la ropa de aquella época era TAN bonita...). Todo acompañado por una banda sonora muy adecuada. Al acabar la película pensé que, al haber pasado nueve años, se podrían haber esforzado un poco más a nivel de maquillaje, en especial en el caso de la pareja real. Pero luego descubrí que Caroline fue desposada a los quince años, ¡así que cuando termina la película tiene tan sólo veintitrés!

En fin, ésta será sin duda una película de recaudación modesta, no muy conocida, pero la recomiendo con creces. Es una película histórica – quizás no totalmente fiel a la realidad a nivel de relaciones personales –,  con un guión sólido y buenas interpretaciones que descubre una parte muy interesante de la historia de Prusia.

21 abr 2013

Norte y Sur de Elizabeth Gaskell



Hace dos o tres años vi la miniserie de la BBC Norte y Sur - a no ser confundida con la trilogía sobre la guerra de secesión americana- de la que guardaba un buen recuerdo. Al cabo de poco me entere de que estaba basada en una novela de Elizabeth Gaskell - una autora desconocida para mi hasta la fecha. Me decidí a leer la obra, pero esperando un tiempo, hasta que la miniserie no estuviera tan fresca en mi memoria. Cabe decir que también me costó su tiempo encontrar el libro en versión traducida (aunque creo que no hubiera tenido ningún problema en leerlo en inglés).

Resumen: Margaret Hale es una joven de diecinueve años que se ha pasado los últimos diez en casa de su acaudalada prima en Londres. Tras la boda de su prima Edith se traslada a su casa, de nuevo con sus padres, en el bucólico pueblecito de Helstone. Pero esta calma no va a durar mucho ya que su padre, el párroco de la zona, va a renunciar a su cargo debido a dudas existenciales. Mediante un antiguo amigo suyo encuentra trabajo como profesor particular en la ciudad industrial de Milton, muy al norte. Y esto cambiará a Margaret para siempre.

Opinión: Estoy francamente muy dividida con este libro. Debo decir que venía con unas altas expectativas y que, en cualquier caso, estas no se han cumplido. 
Para empezar, parece una extraña mezcla de Orgulllo y prejuicio y Jane Eyre situada en una ciudad fabril, aunque distinta.
Margaret, el personaje principal de la obra, se me hizo bastante insoportable en su gran mayoría. En especial al principio, cuando es una inmadura niña con muchísimos prejuicios hacia la clase burguesa y comerciante (como supongo que serían gran parte de las gentes del sur). Pero en realidad no es tanto esta actitud, que con el tiempo corrige (de hecho hasta un extremo casi ridículo), si no su forma de ser tan... Tan puritana quizás? Independientemente del sinfín de referencias bíblicas y fervorosa devoción religiosa –cosa no muy extraña viniendo de la hija de un párroco– es su obsesión por la virtud. Se pasa más de media novela atormentándose por haber dicho una mentirijilla que ella creía absolutamente necesaria para salvar a su hermano. Es realmente mortificando como en casi cada capítulo vuelve al tema y le da vueltas y más vueltas. Y ni siquiera es por el señor Thornton.
Ah, que aún no he hablado de él! Es la segunda parte envuelta en la trama amorosa de la novela. Es un 'hombre hecho a sí mismo', que sacó a su familia de la ruina -llegó a ser dependiente, algo muy escandaloso para la gente de la buena sociedad- y ahora es dueño de una de las fábricas más prósperas de Milton. Su carácter es mucho más interesante que el de Margaret. El es muy orgulloso y, en cierta forma, también con ciertos prejuicios. Su evolución a lo largo del tiempo es mucho más natural y su carácter más complejo y mucho más interesante. Eso sí, cuando se trata de expresar sus sentimientos es un poco repipi. 
Quizás este es uno de los grandes problemas de la novela, que la trama amorosa (al menos para mí) no tiene interés alguno y parece escrita para disfrute de las pudorosas y (al menos en apariencia) virtuosas esposas (o hijas). Eso tampoco sorprende si se sabe que la novela fue serializada en una revista llamada 'Household Weekly',ya que debía tener ese tipo de lectoras. Y... Es que cada vez que pienso en ello le encuentro menos sentido a la historia de amor entre Margaret y John. Ella, y lo reconoce, no analiza sus sentimientos, toma nota de su presencia pero no intenta saber qué esconden. John no, él poco a poco se va dando cuenta (aunque al principio el hecho de que sea tan súbito su arrebato pasional es algo poco plausible y ridículo en su ejecución). Pero aún así, su acercamiento por separado y reunión... No, no me acaba de convencer. Se podría decir que cada uno por su cuenta vive lo suyo, aprende, y como si un hilo invisible les uniese, se encuentran en cuerpo y alma. Y si estuviera mejor hecho, me hubiese gustado más. 
Otra cosa que no me ha gustado mucho es que la señora Gaskell, al menos en esta novela, sea el Julian Fellowes (el guionista de Downton Abbey) del siglo XIX, en el sentido de que mata a personajes como un recurso para que la trama vaya por donde ella quiera. Y llega un momento que ya una dice basta.
Pero Norte y Sur tiene sus cosas buenas, que tienen más a ver con su título. En primer lugar porque da a ver las diferencias entre estas dos zonas de Inglaterra (de las que yo no era absolutamente consciente) y que ambas tienen sus pros y sus contras. Al principio el cálido ambiente de Helston contrasta con el frío y humeante Milton, sobretodo visto desde los ojos de Margaret. Y poco a poco descubre sus cosas buenas, y se da cuenta de que no todo es bello e idílico en el sur. En un sitio u otro, la clase obrera vive en condiciones infrahumanas.
Y también está el conflicto entre obreros y patronos, con Higgins y Thornton para cada lado. El primero es mi personaje favorito de la obra, aunque me cuesta decir el porqué. Es un obrero, un activo sindicalista, padre de la única amiga de Margaret en Milton. Entre él, Margaret y John entablan muchas discusiones sobre el estado de relaciones entre empleadores y empleados, sobre la industria, el mercado y su tiranía que son muy interesantes, y aún más para la época en que se escribieron. [Cabe decir que para una denuncia más clara y realista de la explotación obrera, yo recomiendo Germinal de Émile Zola].

Concluyo ya mi reseña diciendo de que Norte y Sur es un clásico, no me ha parecido excelente, y sin duda la historia de amor relatada no es nada del otro mundo y no sé si es el objetivo (o atractivo) principal de la novela ni lo que se debe tener en mente al empezar a leerla. Aún así, sigo con ganas de leer otras obras de Elizabeth Gaskell, quizás alguna que no haya estado publicada en serie en una revista para ricas amas de casa.

18 abr 2013

The Classics Club – Meme de Abril

Como cada mes, aquí viene la entrega del Meme de The Classics Club, una comunidad de lectores apasionados por los clásicos. Éste mes la pregunta a la que debo responder es la siguiente:
¿Cuál es el mejor héroe literario? ¿Y la mejor heroína literaria?
Lawrence Olivier como Heathcliff
Siempre me resulta imposible responder a las preguntas tipo "el mejor", pero lo intentaré.
Como mejor héroe debo escoger a Heathcliff de Cumbres Borrascosas, creado por Emily Brontë. Creo que nunca he tenido entre mis manos un personaje tan atormentado, tan diabólicamente malo y perverso, y a la vez que me gustase tanto. La evolución de Heathcliff a lo largo de la novela, como la autora cuidadosamente disecciona su alma, sus tempestades interiores, su sed de venganza por encima de todo, que destruye cualquier oportunidad de felicidad, y a sí mismo. Desgraciadamente, creo que ninguna de las adaptaciones de la novela ha podido caracterizarle debidamente. Lawrence Olivier, porque, a pesar de ser un genial actor, el guión estaba demasiado endulzado. El Heathcliff de Ralph Fiennes me pareció casi irrisorio, y el de la nueva adaptación tampoco acabó de convencerme.
Otros finalistas son el protagonista de El Sentido de un Final, que parece un total incompetente a la hora de deducir cosas y de interpretar gestos del prójimo, o John Flory de Días de Birmania. ¡Oh! Y no hay que olvidarse de Eugenio Oneguin (personaje de la novela homónima de Pushkin), otro héroe romántico, aunque muy diferente de Heathcliff. Éste es un noble, harto de los placeres de la ciudad, pero tan cínico, que será incapaz de enamorarse de la joven Tatiana. (Curiosamente, en el cine también fue interpretado por Ralph Fiennes, ¿será que tiene una cara de personaje trágico?)
Joan Fontaine como Mrs. De Winter.

En cuanto a la heroína... tengo que decidirme por... Lucy Snowe de Villette, ideada por Charlotte Brontë (realmente, soy una fangirl de las Brontë). La complejidad de su personalidad, a la vez decidida, con unos principios fuertes, pero también insegura de sí misma, dudosa de que nadie pueda amarla, me encantó. Otros personajes de Charlotte Brontë son finalistas, como la pareja protagonista de Shirley, Shirley Keeldar y Caroline Helstone, que me parecen las dos caras de una misma moneda. Y, por supuesto, la protagonista de Rebecca, Mrs. de Winter (de hecho, no se le otorga ningún otro nombre, a parte de su apellido de casada, en toda la novela). A parte de la brillante narración de Daphne du Maurier, el personaje, tan inseguro, dubitativo, tan moldeable, de la protagonista es único en la literatura.

15 abr 2013

Pot-bouille de Émile Zola



Éste es el segundo (y último, por ahora) libro del reto de Zoladdiction de este mes de abril. Tras leer Lourdes, ahora vuelvo con la saga de los Rougon-Macquart, con su décima entrega, Pot-bouille (no tengo ni idea de cómo traducir esto). Sentí curiosidad por esta novela porque trata de Octave Mouret, uno de los protagonistas de El Paraíso de las Damas (que es la siguiente entrega de la saga), que fue uno de los primeros libros de Émile Zola que leí. Así que, ¡allá vamos!


Resumen: Octave Mouret, nacido en Plassans (la pequeña ciudad de provincias donde empieza la saga en La Fortuna de los Rougon), se marcha de Marsella para irse a París a vivir en el mismo edificio que un amigo de su familia, M. Campadon, y buscar fortuna. Éste le encuentra trabajo en la tienda de El Paraíso de las Damas, puesto que Octave tiene un talento natural para las ventas, en especial en los productos femeninos. Pero en estos primeros años Octave tiene otras cosas en la cabeza, como procurar tener una amante que le ayude a prosperar. 

Opinión: Pot-bouille es, en realidad, la versión francesa del siglo XIX de lo que aquí conocemos como Aquí no hay quién viva (en su buena época, claro está). La novela transcurre casi
exclusivamente de puertas para dentro del edificio de cuatro pisos en el que vive Octave Mouret. No sé si lo sabías pero en aquella época el piso en el que uno vivía era señal de su posición en la sociedad. Al contrario (quizás) que ahora, cuanto más abajo se viviera, más rico se era (debido a que no había que subir tantas escaleras, ¡lo que hace un ascensor!).
En el principal y primer piso vive la familia Vabre, propietaria del edificio. El padre, M. Vabre, es un viejo huraño y rácano que tiene tres hijos. El mayor es Auguste, aún sin casar y con graves problemas de migrañas. Luego viene Théophile Vabre, casado con Valérie, que llevan una aburrida existencia de clase media-alta. Finalmente está la hija, Clotilde, casada con Alphonse Duveyrier, que es una perfecta esposa, y frígida como ella sola, por lo que su marido va a buscarse la vida en lecho ajeno. 
El segundo piso lo ocupa Mme Juzeur, una viuda joven que se entera de todo cuánto ocurre en el edificio. En el tercero están el matrimonio Campadon, cuya esposa está muy débil. Finalmente en el cuarto está la familia Pichon, recién casados y con una hija, y la familia Josserands. El matrimonio tiene cuatro hijos, de los que destacan dos hijas aún sin casar y un hijo que tiene serios problemas mentales.
Como véis, el drama/comedia está servido con personajes así. Cuando Octave se muda el portero, M. Gourd, le asegura de que se trata de un lugar absolutamente respetable y honorable, pero pronto se enterará de que las apariencias engañan. 
De todas formas, el autor salta de un piso a otro, visitando una y otra familia, y poco a poco tejiendo la trama. Creo que en esta novela se propone hacer un retrato de las clases medias durante el Segundo Imperio, y bien que lo consigue. Desde la madre desesperada por casar a sus hijas y que vive por encima de sus ingresos, pasando por el humilde oficinista o un arquitecto ambicioso, hasta una familia que se da aires de grandeza. Hay todo un abanico de perfiles dentro de la burguesía francesa y Zola se asegura de dejarles a todos retratados. Eso sí, si algo predomina en todo esto es el sentido del ridículo de los personajes y una total hipocresía. En aquella época aún imperaban unos férreos valores morales que todos defienden en las reuniones sociales, pero que rompen en la intimidad (o no tanto) del hogar. De pasada, Zola también se encarga de denunciar la pésima educación que reciben las mujeres de ésta clase. O crecen en una ignorancia forzada – por ejemplo, sin serles permitido leer novelas o el periódico –, supuestamente para que no se corrompa su virtud, y luego ceden a cualquier cosa por mero desconocimiento, o se las mima en exceso, haciéndolas caprichosas y superficiales. 
Desde el punto de vista de los personajes, creo que éstos son de los más 'flojos' que he visto en Zola, de momento. Octave, el protagonista, no parece estar muy definido en sus objetivos, y aún está buscando su lugar en el mundo. El resto, los que valen la pena, aunque sean geniales ejemplos de un tipo de persona sólo son eso, por lo que tampoco tienen mucha complejidad. Pero aún así, las situaciones entre personajes se hacen divertidísimas por, como he dicho antes, la falta de escrúpulos y la abundancia de 'cara dura' en la mayoría de ellos.

En fin, aunque Pot-Bouille no sea una obra maestra comparada con otras grandes novelas de Émile Zola – como Nana o La Fortune des Rougons – me lo he pasado muy bien leyéndola y sabiendo algo más sobre el pasado de Octave Mouret. La recomiendo especialmente para aquellos que ya conocen a Zola y buscan adentrarse más en el universo de la saga. Y si estáis pensando en leer El Paraíso de las Damas, ¡aprovechad la ocasión y leed este antes! Aunque desgraciadamente, como ya viene siendo habitual en este autor, dudo que se puedan encontrar fácilmente una versión traducida al castellano. 

12 abr 2013

A Young Doctor's Notebook


Hace casi tres años que leí Diario de un joven médico de Mikhail Bulgakov (el escritor célebre por El Maestro y Margarita), que me gustó muchísimo. Me enteré de que la cadena británica Sky hacía una adaptación de la novela corta y en cuanto he podido la he visto.


Los actores protagonistas son John Hamm (el inolvidable Don Draper de Mad Men) y Daniel Radcliffe (sí, Harry Potter), que interpretan al mismo personaje, el doctor, en épocas distintas de su vida. El hecho de que estuvieran estos dos actores, y además compartiendo papel, fue otro elementó que me incitó a ver la mini-serie. Ambos son actores muy encasillados en sus roles y tenía ganas de ver cómo salían de ellos. Esto es especialmente cierto de Daniel Radcliffe. Es cierto que ha hecho otros trabajos durante y después de la saga de Harry Potter, pero esta era la primera vez para mí que le veía sin una cicatriz en la frente. (Nota a parte, sólo ha sido tras verle al lado de su partenaire que me he dado realmente cuenta de lo bajito que es)
La serie se divide en cuatro capítulos de veinte minutos cada uno, y normalmente trata del día a día del joven médico. Su versión más adulta recuerda su juventud cuando, justo al graduarse el primero de su promoción, fue enviado a un hospital de campo, en el medio de la nada. Allí se enfrenta a todas las situaciones sobre las cuáles no había leído nada en los libros. Desde imprevistos, a el trato con los pacientes, pasando por el material no siempre de mejor calidad del que dispone el pequeño hospital. Pero no está solo en el hospital. Le asisten dos enfermeras – con una de ellas establece un tipo de relación... digamos que simplemente física, y tampoco parece muy bien dotado para ello – y otro hombre, supongo que un enfermero, aunque la mayor parte del tiempo suele incordiarle. La verdad es que me resultó interesante, al igual que en el libro, ver como un joven médico se enfrenta a la realidad, después de haberse leído todos los libros de la Biblioteca Imperial de Moscú. Y también nos da una idea de cómo debía ser la vida en la Rusia de principios del siglo XX (él es destinado al campo en 1917, y su versión adulta recuerda los sucesos con catorce años en perspectiva, en 1934). Pero lo que quizás es más impresionante es el tema de la adicción a la morfina, algo muy común entre médicos. No quiero dar muchos detalles sobre esto, sólo decir que fue unas cosas que más me gustaron de la mini-serie. Y también es la ocasión perfecta para que los actores se luzcan. Me sorprendí al ver las habilidades de interpretación de RadcliffeJohn Hamm también es un buen actor, por supuesto –, en especial en lo que se refiere a la adicción a la morfina. Y el tándem de estos dos actores me parece que ha funcionado muy bien, quizás es una simple impresión mía, pero me pareció que tenían muy buena dinámica. Me han encantado sus diálogos, entre un joven desesperado por no matar a nadie – o matar a alguien y que le echen de la profesión, lo que acabe antes su sufrimiento – y alguien más experimentado, pero doblemente cínico.
Ahora tengo que decir que la serie tiene sus puntos débiles. En primer lugar, el guión tiene altísimas dosis de humor negro (o, ya directamente, azabache), que quizás no sea del agrado de todos. A mí, particularmente, han habido un par de cosas que no me han agradado. Por ejemplo, hay una escena donde el médico debe arrancar una muela y acaba por sacar parte de la mandíbula. Sé que al ver una serie que trata de médicos me expongo a ese tipo de imágnes, pero, ver como amputan una pierna con una sierra mal afilada es algo que tampoco juzgo muy necesario. Luego también está la completa frialdad y falta de empatía que va desarrollando el joven médico, pero esto se debe achacar por completo a su adicción.
En fin, A Young Doctor's Notebook me pareció una buena serie, un poco drástica a la hora de contar la historia del médico, y aunque tenga algunas partes divertidas – y a veces algo increíbles –, poco a poco va construyendo un desenlace trágico para su personaje. Cuenta con buenas interpretaciones, y no siempre se tiene ocasión de ver a John Hamm y a Daniel Radcliffe juntos! (en una bañera!) Tiene sus puntos débiles, pero en total la serie dura ochenta minutos, y creo que este tiempo se emplea bien viéndola.


9 abr 2013

Nos vemos en tres meses

¡Hola! 
¿Cómo estáis? 
Esta semana he empezado de nuevo las clases – tras unos escasos, tres para ser precisos, días de vacaciones – y creo que este será el trimestre más difícil de mi carrera, al menos por ahora.
Así estaré yo en unos días
Por eso creo que es conveniente avisar – ya que quién avisa no es traidor – de que muy seguramente en una o dos semanas no me veréis mucho por aquí. Tengo que priorizar las cosas y mucho me temo que un par de asignaturas me ocuparán casi todo el tiempo.
Seguiré leyendo, eso seguro, más lentamente, pero muy probablemente no escribiré reseñas de todas las novelas que lea. De todas formas, seguiré escribiendo mini-reseñas en GoodReads.
Además, tengo entradas programadas hasta... creo que hasta principios de junio, así que... bueno, eso. Lo único es que no sé si podré contestar a los comentarios. Y también me sabe mal porque hay muchos blogs a los que sigo que me dará mucha pena perderme sus artículos y recomendaciones pero es que no tengo otra alternativa.
En fin, sólo serán tres meses y luego ya vendrá el verano (¡¡¡al fin!!!).
Mucha suerte a todos y nos leemos pronto!

7 abr 2013

Una vacante imprevista de J. K. Rowling


En septiembre salió a la luz el primer libro de J. K. Rowling tras el fin de la saga de Harry Potter (es decir, un libro fuera del universo mágico). Y no sólo eso, se trataba de un libro para el público adulto. Obviamente, se armó mucho revuelo y gran parte gracias a un eficiente trabajo de las editoriales que se encargaron de promocionar bien el libro (aún recuerdo los ridículos anuncios del libro en los autobuses de mi ciudad). En fin, como era de esperar, las reseñas del libro fueron muy dispares, lo que acrecentó mi curiosidad por la novela. Por suerte, unos amigos me regalaron el ejemplar poco después de empezar 2013 (porque, francamente, habiendo salido sólo la edición de tapa dura no están mis ahorros para tal gasto) y ... aquí estoy!

Resumen: Barry Fairbrother, uno de los regidores del pueblo de Pagford, muere inesperadamente de un aneurisma y deja vacante su puesto en el consejo. Así se rompe un frágil equilibrio entre los partidarios de mantener los Fields – un barrio marginal – dentro de los límites de Pagford y los partidarios de que se adhiera a la ciudad vecina, Yarvil. Pero no se trata simplemente de política, si no de las vidas de mucha gente se ve alterada, irremediablemente, por la desaparición de Barry.

Opinión: Se trata de una novela coral en la que una docena de personajes dan su punto de vista de su rutina diaria. Al principio la verdad es que resulta algo confuso – sobretodo porque, al ser un pueblo pequeños, todos se conocen y están relacionados de una u otra forma, y ya ni hablo de los apodos – pero tras hacerme un pequeño esquema todo me resultó mucho más fácil. Curiosamente, la familia directa del señor Fairbrother tiene poco protagonismo en la historia. La única a quién la autora da voz es a Mary, la esposa, que aparece contadas veces a lo largo de la novela. Pero esto no son más que detalles.
La cuestión es que hay un montón de personajes, sin verdaderos protagonistas. He hecho varios intentos (que aquí no aparecen) de enumerar los personajes más importantes pero es que resulta que si pongo tres, acabo sacando veinte, y no quiero hacer una reseña tan larga. Tenemos a personajes adultos, más o menos metidos en la vida política de Pagford, pero sin duda con sus propias pequeñas (o no tan pequeñas) miserias. Tenemos a personajes adolescentes, aunque de estos no hay mucha variedad, la mayoría están hartos de vivir en un pueblo tan pequeño, tan claustrofóbico como Pagford. Y, por supuesto, de distinta clase y renta. Desde los típicos 'born and raised', de familia bienestante, hasta gente más humilde con sus pequeños chanchullos para ir tirando, hasta familias desestructuradas, bajo el umbral de la pobreza y en condiciones pésimas. 
En general, me interesé más por los personajes adultos – quizás porque estaban más relacionados con la trama 'política' del libro – que por los adolescentes. Pero no puedo decir que no estuvieran bien construidos. Es cierto que Rowling escoge a personajes especialmente problemáticos, con actitudes un tanto extremas y quizás no muy representativas del adolescente medio, pero no entraré en esto ahora. Me imaginé perfectamente a estos personajes, con sus acentos y lenguaje soez, quizás algo parecido a lo que se pudiera ver en alguna de estas series inglesas, a lo Skins
Los adultos son otro cuento, pero tienen en común que, sean o no conscientes de ello, son profundamente infelices e intentan encontrar una vía de escape – sea criticando al resto, pagándolo con los hijos, o fantaseando con una boy band. 
De esta combinación de voces me gustó especialmente los ecos que hay entre ellas, como algo a lo que se refiere un personaje, luego otro también piensa en ello, pero le da por completo la vuelta (aunque a veces Rowling se pasa un poco utilizando este recurso). Y todos los personajes son bastante complejos y es muy frustrando porque consigue que cuando estás leyendo desde su punto de vista te parece (salvo algunas excepciones) alguien con quién te puedas identificar fácilmente, y, al cambiar de personaje, te resulta alguien lleno de defectos e incluso odioso. Hay excepciones, pero ésta es la tónica general.
Luego, la trama, que casi no he hablado de ella, no os esperéis algo a lo Harry Potter, en absoluto. Es bastante crudo, no sólo por la presencia de sexo, drogas, violencia, y ese largo etcétera de avisos para menores de 18. Si no por como se describe, como ocurre, cuán oscuro y deprimente es todo, porque los personajes están desesperados por salir de su situación y luchan por ello y no lo logran. Es todo muy... desalentador. Realmente, no hay una trama, es una cadena de eventos que empiezan con la muerte de Barry Fairbrother y que, en perspectiva, parece inevitable. No es un libro que enganche, pero vas entrando dentro de la mente de los personajes, dentro del ambiente de Pagford. 

En conclusión, es un libro que me ha gustado – ni lo he odiado ni me parece algo extraordinario, pero está bien y es una lectura entretenida. He notado la similitud de estilo de Rowling entre Harry Potter, con el pueblo de Little Whinging, la calle Privet Drive, y el pueblo de Pagford, con algunos de los personajes tan preocupados sobre el 'qué dirán' como los Dursley. Y no sólo eso, la ironía con la escritora trata algunos de sus personajes me ha parecido genial. En fin, yo lo recomiendo, como ya he dicho, cumple su propósito. 

4 abr 2013

Lourdes de Émile Zola



Éste es el primer libro (de dos que me he propuesto leer) del 'reto' de Zoladdiction que tiene lugar durante el mes de Abril. De Émile Zola he reseñado Nana y La Fortuna de los Rougon, ambos forman parte de la saga de los Rougon-Macquart que sigue una familia –y sus múltiples ramas– durante más de treinta años, centrándose sobretodo en el Segundo Imperio (1852-1871). 
Pero me apetecía leer algo fuera de esta saga, así que me decidí por Lourdes, que forma parte de la trilogía de Las Tres Ciudades (las otras dos novelas transcurren en París y Roma).

Resumen: El libro transcurre a lo largo de las cinco jornadas del peregrinaje nacional a Lourdes a mitades de agosto. En ese momento centenares de trenes de toda Francia ponían rumbo hacia Lourdes llevando con ellos miles y miles de enfermos de todo tipo, que acudían al santuario con la esperanza de que la Virgen les curase de sus dolencias. De entre todos estos Zola escoge como protagonista a Pierre, un cura que ha perdido la fe y que acompaña a su amiga de la infancia, Marie, que desde hace diez años está paralítica y muy débil.

Opinión: En primer lugar decir que Zola no me ha decepcionado, éste libro es cien por cien suyo. Cuando supe que había escrito un libro sobre Lourdes sabía que, tal y como era él, ahí no habrían
Entrada de la Cueva a finales del siglo XIX (supongo)
milagros ni nada por el estilo si no la dura realidad, y eso es lo que te encuentras en la novela, y me encanta. 
Como siempre hay extensas descripciones de la ciudad, del ambiente, del paisaje, de la Cueva, a veces muy bellas, otras que te entran náuseas, otras que te abruman por su intensidad... Por ejemplo, la primera jornada – cada capítulo es una jornada – transcurre en su mayor parte en el tren desde París hasta Lourdes. Pierre viaja en tercera clase y allí todos los enfermos están apilotonados, algunos ya moribundos, y el agobio que transmite esa parte es brutal. Luego está la descripción de la Cueva, donde también se amontonan todos los enfermos –y, viva la higiene y la teoría de las bacterias, estos se bañanan todos en la misma agua – y se oyen los cánticos desesperados por un favor divino. Zola sabe transmitir con mucha fuerza el ambiente que se debía vivir allí. Hay muchas partes duras y crueles, que subrayan la total oposición entre lo que observa Pierre y lo que quieren ver los enfermos. 
Así que durante los tres días y medio que están en Lourdes Pierre presencia todas las cerimonias, desde los baños en la cuva, los cánticos, los supuestos exámenes médicos para dictaminar si ha habido un milagro o no, etc. Y se horroriza ante tanta hipocresía por parte de muchos de los que trabajan allí, desde los que sólo pretenden hacer negocio, hasta los médicos que prefieren dejar de un lado la ciencia.
De hecho, Pierre toma perspectiva y puede ver la evolución de distintos enfermos a lo largo de los cinco días, y cuán diferentes son los unos de los otros. Está Mme Vincent, una obrera que ha gastado todos sus ahorros y lo ha dejado todo para poder venir a Lourdes para que se cure su hijita, Mme Dieulafaye, una joven y rica gravemente enferma, y Sophie Couteau, una chica a la que supuestamente curó la Virgen hace un par de años, que va contando su historia repetidamente, como si fuese un papel de una obra de teatro. Todos ellos adoran a la Virgen y, desesperados por su dolor y sus ganas de vivir, creen lo que sea, hacen lo que sea. 
Pero también hay los que acompañan a los enfermos, y allí retrata la otra parte de la sociedad francesa. Lourdes es un punto de encuentro social, donde un empresario puede conseguir financiación para un proyecto o una joven puede esperar cazar a algún marido. Un ejemplo de esto puede ser el padre de Marie, que parece más preocupado por hacer negocios y contactos que en atender a su hija.
Y entre todos ellos – a parte de Pierre, que es un observador nato – un personaje da la nota como uno de los pocos lúcidos – quizás hasta el extremo–, el Comandante. Pero prefiero dejaros con la intriga y que lo descubráis por vosotros mismos si os decidís a leer el libro. 
Hay dos partes más que componen la novela. Una es la historia de Bernadette Soubiroux – la campesina que vio a la Virgen dieciocho veces – que, al igual que a Zola, fascina al protagon
ista. Yo no era muy familiar con su historia – aunque más o menos sabía por dónde iba la cosa – pero el autor la cuenta con pelos y detalles, con mucho realismo. No presenta a Bernadette ni como a una santa ni como a una loca que ve cosas que no existen, si no como un ser humano, con un pasado y un entorno que la hicieron como es, y que sufrió mucho a lo largo de su vida. A través de ella también se cuenta la historia de la ciudad, la última 'parte' de la novela. Desde las luchas en el seno de la Iglesia por controlar la Cueva – que da mucho dinero – y entre la ciudad vieja y la ciudad nueva – construida desde la aparición de la Virgen – que sólo vive para los 'turistas'. 
Y finalmente está Pierre, el personaje protagonista que no deja de dudar y replantearse las cosas a lo largo de los cinco días. Su estancia en Lourdes, en vez de salvarle de su crisis espiritual lo convierte al ateísimo y aún así siente más piedad por los enfermos que cualquier otro. Ve la desesperación de los humanos, su afán por agarrarse a la vida, por negarse a comprender que la naturaleza es injusta, si no que hay un poder sobrehumano que les puede curar y dar la vida (no quieren ir al cielo, si no quedarse siempre en la tierra), y cómo la Iglesia lleva tiempo sabiendo esto y querer sacar beneficio de ello. Zola era un fiel defensor de la ciencia, de la investigación, de seguir la razón y hacerse preguntas aunque el ser humano nunca pueda llegar a contestarlas todas, y eso es lo que defiende en la novela. 

Finalmente sólo me queda volver a decir que Lourdes me ha encantado, que he seguido con muchas ganas las vidas de sus personajes durante estos cinco días, que tan bien caracterizados están, y me ha gustado mucho la crítica de Zola al fenómeno de Lourdes. Como siempre, está muy bien escrito, y lo recomiendo a todo el mundo. Realmente no creo que pueda ofender a los creyentes ya que tampoco critíca a la religión en sí – bueno, un poco – si no como la Iglesia se aprovecha del sufrimiento humano, en vez de apiadarse de ellos. 

1 abr 2013

Sin Blanca en París y Londres de George Orwell


Desde que leí Homenaje a Cataluña a principios del año pasado que me he hecho fan de George Orwell. Habiendo leído una novela suya, Días de Birmania, ésta vez me he 'atrevido' con una obra de no-ficción, Sin Blanca en París y Londres, en el que cuenta su experiencia en las capitales europeas. Me sorprendió saber que él mismo se impuso vivir con poco dinero, a saber sin nada, ninguna ayuda de la familia, llegando a estar en penosas condiciones.

Esto sucedió después de volver de Birmania, dónde había sido miembro de la Imperial Police, y cuyas vivencias allí le sirvieron para escribir Días de Birmania y To Shoot an Elephant. Muy diferente es París de Orwell de los años 30, que el que nos describe Hemingway de sus vivencias en los años 1920 en París era una fiesta. Aunque en ambos casos los autores no andaban muy bien de fondos, si comparamos parece que Hemingway nadase en la abundancia – además de codearse con los escritores más prominentes de su época.
Pero vuelvo al libro. Orwell llega a París con el poco dinero que tiene de dar clases de inglés particulares que, por un motivo u otro, llegan a su fin demasiado pronto. Va cambiando de lugar de hospedaje, se ve obligado a empeñar su ropa, y pasa varios días sin comer. Por suerte encuentra trabajo en un restaurante de un hotel en la calle Rivoli – una de las calles más conocidas, y donde hay los mejores hoteles, de París – y más tarde en un pequeño restaurante regentado por unos imigrantes rusos. Este es el primer contacto que tiene el autor con la miseria, con un trabajo que podría considerarse una esclavitud. En ambos casos Orwell – o Eric Blair, su verdadero nombre – trabaja de plongeur, uno de los empleos de menor rango en la hostelería, dedicando gran parte de su tiempo lavando platos y, básicamente, hacer cualquier cosa que le manden. Así que tenemos dos visiones muy distintas, desde un prestigioso hotel y desde un pequeño restaurante que justo acaba de abrir. En todo caso, las condiciones de vida son muy precarias, él llega a trabajar diecisiete horas diarias, entre seis y siete días por semana. Y, cuando tiene un día libre, lo único que se ve capaz de hacer es emborracharse. En sus noches en los bistro conoce personajes bastante curiosos, y cuenta sus historias, y algunas ponen los pelos de punta.
Pero él no es el único, miles y miles de personas seguían esa misma rutina en su época, y el autor bien lo hace notar. Además reflexiona sobre las consecuencias de tal trabajo sobre el ser humano, como lo rebaja a una bestia, como le hace incapaz de desarrollar cualquier tipo de pensamiento que no sea ejecutar mecánicamente las órdenes. También se cuestiona la verdadera utilidad – para la sociedad – de trabajos así, por qué siguen persistiendo, etc. 
Tras una larga temporada en París vuelve a Londres ya que un amigo suyo le ha prometido un empleo. Pero al llegar descubre que no podrá empezar a trabajar hasta dentro de unas seis semanas, por lo que vuelve a estar sin un penique. Entonces se convierte en un vagabundo, errando por distintas pensiones, o incluso en las 'spikes'. Se trata de un lugar al que acude la gente pobre sin medios para sustentarse – de hecho, un requisito para entrar es no tener dinero en los bolsillos –, se les da cobijo y un poco de pan por una noche – literalmente, están encerrados allí – y luego les dejan salir con algún vale o algún otro trozo de pan, y no pueden volver en un mes. Además, ¿sabíais que en Inglaterra estaba prohibido mendigar? ¿y que se penaba con una condena de siete a catorce días de cárcel? Por estos lares nos lleva Orwell, describiendo lo que a él le ocurrió, las historias que le contaban, los vagabundos que encontraba o con quiénes entablaba amistad, y creo que muchas veces suavizaba los términos de su relato. Pero en todo caso, en su prosa no encontraréis metáforas ni ningún tipo de embellecimientos, escribe de una forma muy austera y muy directa. Sus vivencias durante estas semanas también le dan pie para muchas reflexiones respecto al estado de las leyes sobre la pobreza en su país, cuán injustas son y lo poco que hacen para solucionar realmente el problema. También ataca los prejuicios de la sociedad de su época sobre los vagabundos, los mendigos, y la gente que no puede ganarse la vida. 

En conclusión, me ha gustado mucho el libro, que está a medio camino entre la novela y el ensayo, es ideal para quién quiera ver la otra cara de la moneda que, normalmente, las novelas de aquella época no enseñan. Está bien escrita, es corto y tremendamente interesante, no sólo por la historia en sí, si no por las conclusiones que extrae Orwell sobre la sociedad en la que vive, que bien podrían servir para la actual. Desafortunadamente, dudo que este libro se encuentre fácilmente en castellano.
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