Como ya va siendo costumbre, una vez al mes escribo un post contestando al meme de The Classics Club, un grupo de gente que se propone leer un mínimo de 50 clásicos durante un periodo de hasta cinco años. La pregunta de este mes es la siguiente:
¿Qué obra de tu lista de clásicos te intimida más? ¿Por qué?
¡Menuda pregunta! Bueno, la verdad es que de mi extensa lista de clásicos por leer hay unos cuantos que me dan 'miedo', es decir que dudo bastante a la hora de comprarlos, o retraso el momento de su lectura. Uno de los tópicos por los cuáles la gente evita leer clásicos es porque son 'pesados', o muy descriptivos o muy largos. Yo, como el resto de los mortales, sufro de los mismos prejuicios. Leer libros como Las uvas de la ira de Steinbeck – que es bastante largo, pero a la vez con un estilo bastante fluido, a parte de genial, y que engancha – me ha hecho perderle un poco el miedo a clásicos con estas características. Pero esto no quita que Los hermanos Kharamazov de Dostoyevsky (aunque ya haya leído Crimen y Castigo), con sus 800-1000 páginas, me de mucha impresión y que, aunque lo he visto en varias librerías, nunca me haya decidido a adquirirlo. Lo mismo me ocurre con ciertas obras de la literatura francesa o inglesa de la misma época, como The Man of Property (El Propietario) de John Galsworthy o Le Rouge et le Noir de Stendhal.
Pero hay otro tipo de libros 'clásicos' que me echan para atrás. Es el caso de La muerte y la primavera de Mercè Rodoreda que lleva más de dos años en mi estantería acumulando polvo. Me lo recomendó mi profesora de literatura – cuando aún tenía una, ¡qué tiempos aquellos – como un excelente ejemplar de literatura catalana. Sin embargo, me advirtió de que debía leer este libro en un momento de mi vida en el que estuviera completamente relajada y en perfecto estado de ánimo porque era una obra bastante particular – me dio algunos ejemplos para darme una idea más clara de a lo que me enfrentaría durante la lectura –, y sin duda deprimente. Con esto en mente cuesta animarse a leer algo así. Lo mismo me ocurre con Vía Revolucionaria de Richard Yates. Empecé a ver la película – protagonizada por Leonardo Di Caprio y Kate Winslet – y ya me pareció tan deprimiente que no pude ver más que unos quince o veinte minutos. Y ahí sigue el libro, yo sin atreverme a abrirlo. Ya que, aunque me emocione con historias tristes, saberlo de antemano y ciertos tipos de historias tristes, hace que me sea menos apetecible leerlas.
¿Y vosotros? ¿Hay algún clásico que queráis leer o que os hayan recomendado pero que intimida demasiado como para empezarlo?
Estoy contigo en lo de Mercè Rodoreda: me gusta mucho pero sus libros son durísimos de leer y es muy difícil que no te depriman. A mi particularmente me cuesta ponerme con Dostoeievski o con Moby Dick: la última vez que lo intenté, mi excusa fue que la letra era demasiado pequeña :(
ResponderEliminarHe estado echándole un vistazo a The Classics Club y estoy considerando seriamente apuntarme y así leer clásicos que tengo pendientes. De momento me dedico a recopilar...
Un beso.
Yo conseguí leerme Crimen y Castigo en inglés y valió mucho la pena!
EliminarEspero que te apuntes al club, está bien porque te da bastante libertad tanto en los libros qué escoges (qué consideras un clásico, pero también puedes cambiarlos a lo largo del tiempo) y en cuánto tiempo lo lees. El mínimo son 50 libros, a un máximo de 5 años, 10 libros por año está muy bien :)
Pues si te soy sincera, Teresa, Los Miserables me impone un poco. No sé si lograré acabarlo y me daría lástima...
ResponderEliminarBesos,
La Iliada. Ya lo he intentado un par de veces y no hay forma, puede conmigo. Miro todo lo que me falta por leer, lo que me está costando, y siempre busco alguna excusa para dejarla otra vez en la estantería hasta mejor ocasión (es que estoy cansado, es que igual en estos meses estoy liado leyendo mucho en el trabajo, es que el libro pesa mucho... xD). Y eso que La Odisea me acabó gustando...
ResponderEliminarSaludos