20 jun 2012

La Trilogía de Nueva York de Paul Auster

Nunca antes había leído nada de Paul Auster (miento, leí La vida interior de Martin Frost hace unos cuatro años) y quería remediar esto. Suerte la mía, encontré La Trilogía de Nueva York un día cualquiera en las estanterías de mi casa.



Ciudad de Cristal trata de Daniel Quinn, un autor de novelas policíacas, que vive solo desde la muerte de su mujer e hijo. Una noche recibe una llamada dirigida a Paul Auster (sí, el mismo nombre que el autor) buscando ayuda, que se va repitiendo día tras día, hasta que Quinn decide hacerse pasar por Auster y averiguar de qué se trata. Los Stillman necesitan un detective que se encargue de vigilar a un hombre que representa una amenaza para ellos.

Todos tenemos ideas preconcebidas de una novela, y aún más de un género. En mi cabeza, yo ya tenía más o menos formada la estructura y el contenido general que debía encontrar en una novela policíaca, y con esta primera novela me topé de bruces con el genial Paul Auster enseñándome que se puede ir mucho más allá de los locus communes que uno espera.
¿Qué decir de ésta historia? ¡Hay tantas cosas que, a pesar de que el ritmo sea pausado, te mantienen sin aliento! En primer lugar tenemos a Quinn, el protagonista del libro – sonrío al utilizar esta palabra, quizás al final de la reseña entenderéis el porqué – que sufre una verdadera transformación. De la soledad en la que se encuentra al principio del libro pasa al aislamiento, sus prioridades cambian, se reordenan, y parece que poco a poco se desate de los convencionalismos y reglas que le atan a la sociedad.
Luego está su sujeto de estudio, o más bien dicho vigilancia, Peter Stillman. ¿Es un loco? ¿Un genio? ¿O un mero recurso literario? En cualquier caso este personaje es un misterio, y sus conversaciones con Daniel tratan de temas realmente interesantes, en especial sobre la naturaleza del lenguaje.
De hecho, el autor juega mucho con la idea de la novela dentro de la novela (y añadiendo más niveles hasta que tu cabeza da tumbos), y diciéndolo en claro con varias referencias a Don Quijote. De hecho, la voz del autor está muy presente en esta novela – el mismo autor aparece como personaje – y nos hace pensar sobre la naturaleza de ésta. Leyendo el libro el lector se formula incontables preguntas, no sólo acerca de la trama, si no también sobre quién está hablando. ¿Es Quinn? Pero Quinn es Auster, y Auster sale en la novela, ¿pero es éste Auster o el de verdad? Esto puede resultar divertido, aunque también da algunos dolores de cabeza. A mí en particular me encanta cuando los autores juegan con el equivalente de "romper la cuarta pared".

En Fantasmas, Azul es un joven investigador privado que un día es contratado por Blanco para que vigile a Negro. El por qué de esto es desconocido para Azul, pero al momento se instala en el apartamento en frente del de Negro. 
En mi opinión, esta novela es bastante similar a la precedente. En ambas el protagonista es un detective – profesional o amateur – que tiene como tarea vigilar a otra persona. En esta historia asistimos a la pérdida progresiva de identidad de Azul, al vivir su vida acompasada con la de Negro. De nuevo, el protagonista pierde contacto con su vida, teniendo unos pagos mensuales por lo que no tiene preocupaciones monetarias, y sin mantener ninguna relación con otras personas. 
Es curioso que Azul tarda tanto en plantearse preguntas sobre su misión, y intentar averiguar algo. De todas formas, algo que, a lo largo de toda la historia, me ha intrigado es que nunca piensa en abandonar el caso y volver a la vida. 
También en esta historia encontramos diálogos y pensamientos que parecen matryoshkas. Hay palabras que parecen hacer eco a la historia que está contada, y otras que encierran pequeñas anécdotas en sí, aparentemente independientes. La cuestión es que durante la lectura tienes que ir dándole vueltas al asunto, si está alusión es una pista de lo que verdaderamente está pasando. En efecto, aunque Azul pase su vida vigilando a Negro, y éste poco hace de interesante, hay mucha intriga en esta historia. El fin en sí de la misión de Azul es un misterio, todo este sin-sentido que la lógica no consigue enderezar mantiene al lector en vilo. 

La tercera y última novela de la trilogía es La habitación cerrada. En ella su protagonista, un escritor de artículos, es contactado por la mujer de un amigo suyo de la infancia, Fanshawe, notificándole de su desaparición. Al reunirse con ella descubre que Fanshawe le había dejado como el encargado de manejar sus escritos, aún sin publicar.
Al principio pensaba que ésta historia poco tenía que ver con las anteriores, pero desde entonces he aprendido a no fiarme de las apariencias en lo referente a Auster. En este caso también nos encontramos con un personaje principal – sin nombre – que se obsesiona con otro hasta tal punto de olvidarse a sí mismo. En este caso llega al extremo de que sustituye a Fanshawe en su vida, hasta que sus dos identidades acaban mezclándose. De hecho, muchas veces se hace mención a la similitud física entre ambos.
El personaje de Fanshawe es todo un misterio. Poco conocemos del narrador que, aunque nos cuenta algunos recuerdos de su vida anterior, lo hace básicamente para contar la de Fanshawe.
Es sin duda una historia extraña, oscura, en la que vemos como, poco a poco, el protagonista va perdiendo el rumbo, perdiendo su esencia – que nunca recupera, demasiado subyugado por la presencia invisible de Fanshawe.
Además, en ésta novela hay ecos y varias referencias a las dos historias anteriores, lo que va proporcionando pequeños ataques cardiacos durante la lectura. Es increíble como Auster ha conseguido atar estas tres historias sin desvelar absolutamente nada sobre el paradero final de todos sus personajes.

A modo de conclusión general, debo decir que me ha encantado, fascinado, leer La Trilogía de Nueva York. Me parecen tres novelas muy originales, que te mantienen en tensión, y genialmente escritas. Es una novela muy recomendable, tanto para los amantes del género de la novela negra como para cualquier lector que aprecie la buena literatura. Leer la novela de Auster es todo un desafío porque hace que te plantees preguntas constantemente. 

5 comentarios:

  1. Hola,

    Me gusta Auster, bastante, aunque todavía no me he puesto con la trilogía, me parece una buenísima recomendación para agosto y puede que la lea entonces. La idea es por supuesto, leer los tres libros. Un saludo :)

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    1. Creo que es una gran lectura para el verano, a mí me encantó y espero que a ti también!

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  2. De este autor no he leído nada, aunque he visto muy buenas opiniones precisamente de esta triología. La verdad es que la novela negra es posiblemente el género que menos leo, reconozco que luego hay algunos que me han gustado, pero me cuesta ponerme con ella. En algún momento me gustaría darles una oportunidad, pero por ahora hay otros que me llaman más la atención.
    ¡Gracias por la reseña! Un beso :)

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    1. A mí tampoco me tira mucho la novela negra, pero la trilogía tampoco encaja perfectamente con el género. Sí, hay investigaciones y tal, pero es mucho más que eso!

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  3. Este autor lo tengo pendiente hace milenios y si quiero leerlo ;)

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