Hacía ya tiempo que quería leer algo de Kazuo Ishiguro (también conocido por obras como Nunca me abandones) y decidí empezar por Lo que queda del día o Los Restos del Día.
Sinopsis: Stevens es el mayordomo, entrando ya en su vejez, de Darlington Hall. Al recibir una carta de la antigua dama de llaves, Miss Kenton, y a instancias de su nuevo amo, decide emprender un viaje para pedirle que vuelva a trabajar en Darlington. Durante este viaje recordará ciertos momentos de su vida, y los tiempos de esplendor de la casa.
Opinión: Si para mí La elegancia del erizo de Muriel Barbéry es la esencia de lo francés, sin duda Los Restos del Día captura perfectamente el alma de un mayordomo inglés. Sí, esos que conocéis de las novelas de Sherlock Holmes, Poirot, o de Downton Abbey. Sólo que la novela está a un abismo por delante.
El narrador es Stevens, el mayordomo, que gracias al viaje puede hacer un poco de introspección en lo que ha sido su vida. En la novela se alternan descripciones de su viaje, con recuerdos, y con opiniones sobre temas sobre la dignidad o el bromear.
En la mayoría de sus recuerdos aparece Miss Kenton, el ama de llaves. Stevens analiza profundamente el desarrollo de su relación "profesional" – como él mismo específica en numerosas ocasiones – a lo largo de los años. A esto debemos combinarle personajes como el de su padre, y el mismo Lord Darlington.
Así pues, también tenemos una narración sobre la vida en una mansión inglesa en el período de entre-guerras. En ésta conocemos los proyectos del Lord para paliar la situación alemana, y cómo es manipulado por un lado y por otro, cegado por ideas del honor y la dignidad.
Lo que es increíble de libro es que, a través de sus descripciones de los eventos y de los personajes, el lector puede percibir y deducir mucho más sobre la situación que el propio Stevens. Detalles que a cualquiera le saltarían a la vista y sabría interpretar su significado, a él le desconciertan y le resultan un misterio imposible de resolver. Esto ocurre porque está excesivamente centrado en su trabajo. Es más, su vida es su trabajo, no piensa en nada más que en buscar formas de complacer a su nuevo amo.
Además, en lo que se refiere al mundo de los sirvientes, Stevens es capaz de analizar los fallos de los demás con minuciosidad, y en cambio no puede ver los suyos.
Este libro, aunque escrito de manera calmada y muy regulada, digamos, por el pensamiento recto y disciplinado de Stevens, es profundamente trágico. El lector se da cuenta de que el protagonista es un ser fuera de su tiempo, que no sabe adaptarse, y que además es incapaz de percibir esto, o sus propios sentimientos. Al encontrarse con Miss Kenton, uno esperaría una reacción, pero sigue sin poder entender el completo significado de su conversación – a veces me enfado porque pienso cuán distinta podría haber sido mi vida, por ejemplo con usted, Mr. Stevens. Por esto es trágico, porque su viaje no ha servido como punto de evolución, a pesar de haber examinado los puntos más importantes de su vida, no puede sacar de ello ninguna conclusión. Vuelve a su vida, a su trabajo, con el cuál ya no encaja, y que se mantiene sólo porque es un espectáculo de antaño para los demás.
Lo que queda del día es un libro muy bien escrito, aunque lento de leer, pero con el que se disfruta mucho. La ambientación, caracterización de los personajes, es perfecta. Además también recomiendo ver la película (con Anthony Hopkins y Emma Thompson).
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