Recientemente he leído estos dos libros – Los Puentes de Madison de Robert James Waller y El Fantasma de la Ópera de Gaston Leroux – y, por un motivo u otro, las reseñas me salen demasiado cortas así que, ¡allí va un combo!
Este clásico tiene la fama de ser una de las mayores historias de amor de nuestro siglo. Las vidas de Robert Kincaid – un solitario fotógrafo – y la de Francesca Johnson – coinciden durante cuatro días, lo que les hará cambiar para siempre.
Es interesante ver como dos personas pueden conectar, con tan sólo una mirada, sin importar cuán diferentes sean. Simplemente pasa. En este caso, desemboca en una apasionada relación de cuatro días, pero con una intensidad que les durará para toda la vida.
Sin duda, es una bonita historia de amor, pero en mi opinión le falta algo. Se profundiza poco en el dilema moral al que debe enfrentarse Francesca. Y el personaje de Robert es, en mi opinión, muy plano. Se hace demasiado énfasis en que es un ser único – hasta la ridiculez – y sin embargo no parece un personaje que tenga mucho fondo. Sí, es el último de los cowboys que vagan sobre la tierra, pero el libro se queda en un simple estado de fascinación.
En resumen, es un libro que se puede leer, pero sin duda lejos de las grandes historias de amor literarias del siglo XX.
Otro clásico – aunque más conocido por ser un musical que una novela – es El Fantasma de la Ópera. En este se habla del triángulo amoroso entre Christine Daaé – una cantante de poca importancia en la Ópera de París –, el vizconde Raoul – un amigo de la infancia de Christine – y el misterioso Fantasma, o Erik.
Esta novela es básicamente policiaca. Está escrita en forma de investigación para resolver el misterio del supuesto Fantasma de la Ópera y el rapto de Christine.
La trama es muy entretenida: tiene amores inocentes, amores prohibidos, un monstruo atormentado, galerías y pasadizos secretos, trampas dueles,... en fin, elementos imprescindibles para cualquier película de aventuras. Justo lo que es esta novela.
Y junto con los puntos fuertes de este género... están los débiles. Los personajes responden a estereotipos. Christine es, de los dos tipos existentes de mujer en el Romanticismo, la mujer-ángel: una dulce joven, ingénua y soñadora. Luego tenemos a Raoul, el joven valeroso y honesto que estaría dispuesto a hacer todo por su amada. Y finalmente, al Fantasma (o Erik). Me supo muy mal que no se profundizara más en este personaje, ya que es la clave de toda la novela. Erik es un ser atormentado que, tal y como él dice, sólo me falta ser amado para ser bueno. También se sabe que es un ser muy inteligente, y que ha vivido mucho, con mucho sufrimiento a sus espaldas. Tenía la esperanza de que no se le viera como un ser "malo", y un tanto patético por su amor desesperado (y no correspondido) hacia Christine. Por que, si algo hace bien el autor, es transmitir el horror, el terror que sienten los personajes al ver la faz del Fantasma. Tan bien, que les impide ver más allá, a los personajes, al autor, y al Fantasma mismo, cuyo personaje no puede sobrellevar su fealdad.
En fin, es un libro entretenido, quizás el autor ponga demasiado énfasis en las descripciones de las trampas de la Ópera, algo diferente a las adaptaciones posteriores. Si tenéis tiempo, es una buena lectura.
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